“Todo empezó aquel fatídico
día en que un niñato escuálido y tembloroso se atrevió a invocarme a mí, ¡yo,
el mismísimo Bartimeo, espíritu privilegiado donde los haya, genio para muchos,
diablo para unos pocos! A pesar del tartamudeo de su voz y del sudor que le
empapaba, su orden no pudo ser más clara: tenía que robar el amuleto de Samarkanda
a Simon Lovelace, uno de los hechiceros más poderosos y temidos de Londres….
¿Quién era ese mocoso mequetrefe que se atrevía a darme semejante orden? Y ¿por
qué querría el Amuleto?.”
En la actualidad, hay mucho de todo. Tanto en
cine, tv, videojuegos, comic, manga y libros. En general, en la lectura de
corte fantástico y de aventuras, los escritores de unas décadas a esta parte,
salen como setas. Como hecho de menos aquellos años en los que aparte de
Tolkien y unos pocos elegidos más, nos recreábamos con sus grandes sagas, de
las cuales, aquí, en nuestro país, la editorial Timun Mas, se hizo eco de todos
ellos. En fin, lo hecho de menos, porque, por aquel entonces al no haber tantos
escritores, el separar el grano de la paja resultaba mucho más fácil, con lo
cual te encontrabas autenticas maravillas casi de continuo. Ahora, hay que
investigar un poco más o siempre puedes releerte las sagas antiguas de Reinos
Olvidados o de la
Dragonlace.
Cierto que estos últimos años, hemos tenido
grandes escritores que en el genero fantástico nos han dejado con la boca
abierta como G. R. R. Martin e incluso algunos de ellos patrios como Javier
Negrete o Laura Gallego. Pero todos, aplican un esquema a las historias o lo
que en cine vendría a llamarse cliché, que ya fue utilizado o descubierto mucho
antes por algún otro. Eso en sí, no es malo. Es más, sino fuese así, muy poca
literatura tendríamos. Pero lo que mola, lo que realmente mola, es cuando te
encuentras una historia y un o unos personajes que se salen de la escala, que
escapan a esos clichés. Es entonces cuando disfrutas de una manera especial del
placer de leer. No quita que antes no disfrutases, pero el descubrir algo
novedoso, a pesar de que la historia se mueva dentro de los cánones ya
establecidos por otras historias en otros libros, eso no tiene precio.
Y eso es a mi humilde parecer lo que consigue
Jonathan Stroud con sus (de momento)
4 libros que forman la Saga
de Bartimeo. Jonathan Stroud, profesor de la Universidad de
Londres, nos muestra en estos libros una fascinante y entretenidísima historia
centrada en un personaje, que de bueno tiene poco. Bartimeo, nada más y nada
menos que un demonio o como en otras culturas lo llamarían también un genio,
pero con muy mal genio, mucha mala leche, vicioso y con todas las peores
características que puede tener una persona humana, capaz, entre otras muchas
cosas, de transformarse y darse la apariencia que el quiera, pero también con
un curioso código moral y de honor. Que le harán meterse en situaciones, que
desde luego, el no se hubiese metido. (Después
de todo, la culpa, siempre la tendrán otros, según él).
Desde el 2002, los derechos de estos libros están
ya en manos de Hollywood, más o menos desde que empezó la oleada fan de Harry
Potter. Lo que no entiendo (o quizá si),
es como todavía no se han atrevido a llevarlas al cine. Y quizá, ahí es donde
radica el quid de la cuestión, en el adjetivo atreverse. Ya que, si son fieles
a la historia de los libros, Bartimeo no es como Harry Potter, no es para nada
un personaje infantil. El final de su saga, no es un final bueno, ni mucho
menos, en el mejor de los casos agridulce. Y la ironía continúa de la que hacen
gala sus historias, continúa y en algunos casos machacona (en el buen sentido) y con mucha mala leche, no es apta para todos
los públicos.
La historia, es en la actualidad. Compararla con la Saga de Harry Potter,
demostraría un total desconocimiento por parte del que lo haga, ya que le da
100 vueltas y es más entretenida y oscura. En definitiva, la magia existe y es pública
y notoriamente reconocida en el mundo entero. Podríamos decir que el mundo de
Bartimeo es el nuestro, pero como en una dimensión paralela en la cual la
historia se ha desarrollado de un modo totalmente distinto debido al
conocimiento y uso de la magia desde el principio de los tiempos. En esta
sociedad actual, las clases privilegiadas en todos los países, son los más
altos usuarios de la magia, los que tienen más poder y pueden convocar a
grandes sirvientes (Generalmente
demonios o genios de distinto nivel o rango), los cuales, aparte de
llevarles el servicio domestico y la seguridad de la casa y la familia, les
ayudan en sus inversiones y gestiones financieras. Las clases medias, escasas,
suelen ser obreros, autónomos o pequeños y medianos empresarios que a pesar de
ser usuarios de la magia, no tienen el nivel, ni el poder suficiente para
convocar a los grandes demonios o genios que usan la elite de la sociedad, por
lo que se conforman con otras convocaciones de grado inferior (el hacer la comparación con los coches
seria bueno, como la comparación entre un audi último modelo y un utilitario). Y finalmente los despojos de
la sociedad, los que no pueden usar la magia ni tienen facultades para ello,
obreros, sirvientes, en definitiva la gran mayoría de la gente.
En este mundo se desarrolla la historia de
Bartimeo. En la cual, un joven de una pequeña familia de clase media baja,
desafiará las normas sociales y
descubrirá una terrible conspiración a la cual tendrá que hacer frente a lo
largo de toda su vida, la cual se irá desarrollando en los 3 primeros libros,
“El amuleto de Samarkanda”, “El ojo del Golem” y “La puerta de Ptolomeo”.
Desafiará las normas ya impuestas por convocar un demonio, al cual,
teóricamente, no debería haber convocado por restricciones sociales y de poder,
un demonio llamado Bartimeo. Aún así, junto con Bartimeo, irán subiendo
peldaños en esa terrible y competitiva sociedad, llena de trampas, engaños y
asesinatos. Naciendo entre ellos una amistad, que ninguno de los dos hubiese
imaginado. Llegando a un final alucinante, en el cual se tendrá que realizar un
gran sacrificio para poder dejar las cosas un poco en orden y que removerá
conciencias y a toda la estructura de la sociedad.
El cuarto libro de la Saga , “El anillo de Salomón”,
es, como decirlo, una precuela de lo anterior, aunque es recomendable leerlo el
último, más que nada porque así ya conocemos al personaje de Bartimeo y ya
sabemos lo que da de sí el muy cabrón. En definitiva, unos libros alucinantes,
muy entretenidos, de lectura muy rápida y ligera, que tampoco entra en
demasiados detalles y nos mete de lleno en la acción pura y dura. Pero sin
olvidarse de tener una escritura en condiciones, cosa que muchos autores en la
actualidad olvidan. No se la pierdan.
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