miércoles, 10 de diciembre de 2014

EXODUS, LA ÚLTIMA PATATA CALIENTE DE RIDLEY SCOTT.

EXODUS. DIOSES Y HOMBRES... Y UN DIOS CON MUY MALA LECHE.
Bien, llega ahora, el tributo de Ridley Scott a su hermano Tony. (valia 100 veces más que tú Ridley). Y vaya tributo, no se si Tony se estará revolviendo en su tumba, pero la intención es lo que cuenta. Y seamos sinceros, Ridley ya no es lo que era. El tema de el que tuvo retuvo, es o puede ser cierto en su caso hasta cierto punto, ya que en las ultimas décadas nos tiene ya acostumbrados a un vaivén continuo. Pasando por grandes y efectivas películas como Gladiator o Black Hawk Derribado a grandiosos fiascos como Robin Hood o la fallida a su manera Prometheus. Su gama va del negro, al gris, al blanco más puro. Por eso venir a ver al Ridley es coger un boleto de lotería y ver que te toca. En el caso que nos ocupa ahora, Exodus, la nueva versión de la ya archiconocida historia del éxodo de los hebreos con Moisés a la cabeza, nos encontramos con un producto aceptable. Como en su día lo fue Prometheus o Tormenta blanca, pero sin llegar a ser una obra maestra como Alien el 8º pasajero o Bladder Runner. Consigue un punto intermedio de entretenimiento que permite que se deje ver. Aunque ciertamente al compararla con el clásico de toda la vida, sale perdiendo por todos lados.
Últimamente no se que le ha dado a Ridley con el cine de corte histórico, ya sea de ficción o no. Hay que reconocer que con Gladiator tuvo un gran acierto y con Robin Hood tuvo un gran despropósito, pero con Exodus se ha quedado en un termino intermedio, ciertamente pasará a su filmografía sin pena ni gloria, todo por la manía que últimamente se da en ciertos géneros de buscar el realismo más absoluto. Eso es muy bueno en ciertos géneros, como ya hemos podido disfrutar en la trilogía de Batman de Nolan, pero no funciona bien en otros. Y este es el caso.
Exodus tiene un arranque impresionante, ciertamente, visualmente es una película espectacular y la trama con este realismo, que busca la mas exactitud posible de la época en cuestión queda muy bien. Es en esa primera media hora donde nos ilusionamos con lo que está por venir, pues ya lo sabemos. Y aunque hay actores muy desaprovechados como Sigourney Weaber o Ben Kingsley, otros simplemente nos asombran con su cambio de registro como John Tuturro como Faraón. Cuesta aún no verlo y acordarte de su grandísimo personaje en Transformers, ciertamente de lo mejor de la saga.
Pero obviamente cuando entra en juego los temas sobrenaturales, Dios, las plagas, etc, cuando entra en juego la mitología, lo que la gente quiere ver es eso, mitología en estado puro. El seguir manteniendo esa línea de realismo, lo único que hace es quitarle gracia a la película y la historia. Y aunque Christian Bale esta que se sale actuando en esta película, las situaciones que lo rodean no acompañan en absoluto, cosa que si le pasó a Charlton Heston en el clásico de toda la vida. Un ejemplo muy claro de esto es la pregunta que me hizo mi sobrina mientras veíamos la película. Me preguntó sobre el cayado de Moisés, “no tiene cayado ¿Dónde lo tiene?”, “¿Por que necesita cayado?”, pregunto yo, “!!PUES PORQUE TIENE QUE ABRIR EL MAR ROJO TIO!!”, me contestó ella. Y tiene razón. Al hacer una película de este tipo tienes que tener en cuenta los precedentes que existen y que inevitablemente te van a comparar con ellos.
En este caso Ridley Scott no los tuvo o no quiso hacer caso de ellos, craso error. Mientras que en la clásica, aprovechan toda su mitología como excusa para engrandecer la película con los efectos especiales de la época y lo consiguen, aquí Ridley hace exactamente lo contrario, no se baja de ese realismo y desaprovecha la oportunidad. Este realismo nos dará en esta película la relación Dios-hombre más surrealista que he visto en mi vida, llegando a ocasionarme auténticos conatos de carcajadas durante el visionado de la misma. Presentándonos a un Dios, un Dios, bueno, con más mala leche que los morciguillos. Y yo que creía que Dios era amor.
Como comentaba, a partir de la primera media hora, todo se empieza a desmandar en cuanto el elemento sobrenatural tiene que empezar a tomar peso en la historia. Mientras que en el clásico el elemento de la fe es imprescindible en el personaje de Moisés, aquí, el tío es ateo. Si ATEO, y agnóstico para más inri. Sus conversaciones que parecen más discusiones con Dios son tronchantes. Y mientras que en el clásico Dios guía a Moisés, aquí, con el dichoso realismo, prácticamente lo deja a su suerte. Increíble. A continuación voy a escribir con un poco de dramatismo y cachondeo por mi parte las conversaciones entre Dios y Moisés, que aunque no son exactamente como las pongo, si que expresan exactamente lo mismo que en la película pero con otras palabras. ALUCINEN.

-         MOISES: (viendo la zarza ardiendo y un niño al lado, si un niño, ya que Dios se le aparece así, como el repelente niño Vicente) ¿Quién eres?.
-         DIOS: ¿Tu que crees?
-         Pausa melodramática
-         DIOS: ¿Mi pueblo esta jodio eeeh?.
-         MOISES: ¿Y te acuerdas ahora?, !!Después de 400 años!!
-         DIOS: Es que estaba buscando un general.
-         DIOS: Oye….¿tu eras general no?. Pues ya sabes.
Dicho esto, tal que así, desaparece y ni le da cayado ni instrucciones ni nada, prácticamente tal que así es la conversación. El personaje, de repente a raíz de esto, deja de ser ateo, con lo cual, decide dejar y abandonar a su familia (lo cual provoca un dramón de los gordos) para irse a ayudar a un pueblo que no considera suyo. Si así es, ya que la trama de la película nos ha llevado a esto. Por supuesto va en plan de general y cuando llega, como no tiene ni puta idea, se pone y monta una guerra de guerrillas contra los Egipcios (ole tus cojones Ridley).

-         DIOS: ¿Qué coño estás haciendo?.
-         MOISES: ¿Cómo que que estoy haciendo?, pues lo que me pediste.
-         MOISES: !!Abandoné a mi familia por tu culpa para hacer esto!!
-         DIOS: aaaaah de eso nada. La abandonaste porque te dio la gana. Que yo no te lo dije.
-         DIOS: De todas formas vas muuu lento.
-         MOISES: Es una guerra de desgaste, no tenemos ejército, no hay otra solución. Costará una generación conseguirlo, pero yo estoy dispuesto a pagar el precio.
-         DIOS: Pero yo no. Vas muuu lento. No voy a esperar.
-         MOISES: Y entonces…¿Qué hago?.
-         DIOS: Pues siéntate y observa.

Dicho esto, debería empezar la parte más espectacular de la película y así es, con las plagas de Egipto, pero incluso eso, palidece en el contexto en el cual se desarrolla, pues al buscar el realismo, Scott provoca lo que ni siquiera Dios, según la Biblia hizo. (Tela marinera Ridley). Las primeras plagas afectas por igual a egipcios y hebreos. Moisés se encabrona y busca a Dios, para echarle la bronca. Si han leído bien, para echarle la bronca. Pues no soporta los daños colaterales de los egipcios civiles y hebreos……….toma Gerona pastillas de goma.

-         MOISES: ¡¡¿PERO QUE ESTÁS HACIENDO?¡¡
-         DIOS: ¿Cómo que, que estoy haciendo, pues forzar las cosas?
-         MOISES: No solo afectan estas plagas a los Egipcios, sino también a los Hebreos
-         DIOS: UPS, poniendo cara circunspecta.
Dicho lo cual, las plagas que quedan se centran solamente en los egipcios. Los cuales tienen un científico el cual busca para todas y cada una de ellas una explicación lógica y racional (la cual funciona, debido al realismo que busca scott), pero que no le evitará acabar colgado de una soga. Lastima que no hiciesen lo mismo con el guionista que ha montado esto. Obviamente al final, Dios le comenta a Moisés la última plaga, para terminar de convencer al Faraón, como dice DIOS “a grandes males grandes remedios”. Moisés, se encabrona con el anuncio de la muerte de todos los niños primogénitos egipcios y le dice a voz en grito, que el no quiere tener nada que ver con eso. Tanto es así que corre y avisa a sus antiguos amigos egipcios, incluido el Faraón….. buuuf para lo que le va a servir.
En fin, ya saben el resto, llegan al mar rojo, y las aguas…. No se abren. Pues no, Dios hace caer un meteorito o provoca un terremoto que se yo, para que el nivel del mar baje y se quede a solo unos centímetros de agua y su gente pueda cruzarlo como un vado. Luego, por supuesto, cuando la corriente vuelve a su ser, pues vuelve a lo bestia, en forma de un tsunami que ríanse ustedes de la película “Lo imposible”. Se traga al ejército del faraón y a Moisés. Si ha Moisés también. Pero oooooh milagro ni el Faraón ni Moisés se ahogan. Cada uno en un extremo del mar, se despiden. Y ya para acabar este despropósito, y siguiendo con la línea realista impuesta en esta película por nuestro querido Ridley, Dios no usa sus poderes para grabar a fuego los diez mandamientos, se ve que como se ha llevado tan bien con Moisés, lo obliga a coger un cincel y que se ponga él a grabarlos en la piedra, por gañán.
Tela marinera y así acaba este Exodus, esta odisea de Ridley Scott, con una primera parte fantástica y una segunda parte risible. Una lástima siendo él, el director, podría, si hubiese seguido otro camino, hacer algo tan memorable como en su día hizo Cecil B. DeMille. Pero no. No lo ha conseguido. Se queda en una película entretenida y poco más. Una lástima.