Los hombres
que miraban fijamente a las cabras. Brillante rayada.
Vaya rayada, encima se basa, presuntamente en
hechos reales, lo cual no deja de ser más disparatado aún, aunque claro, si las
cosas malas no dejan de asombrarnos por la televisión, porque no también las
cosas graciosas. La frase con la que finaliza la película, y que dice mucho de
lo que se pueden esperar de ella es esta y créanme no está sacada de contexto:
“Cuando veo lo que ocurre en el mundo, se que
ahora más que nunca, tenemos que ser todo lo que podamos ser, ahora más que
nunca necesitamos a los Jedi”
La película es un canto a la libertad, a dar lo
mejor de nosotros mismos, a ser mejores personas, prácticamente casi parece el
manual del movimiento hippie, aunque toda la historia se desarrolle en un
ambiente militar y de guerra continua. De ahí el contrapunto de la historia,
que no para de descolocarte con la increíble historia que te cuenta y con los
absurdos personajes que la pueblan.
La historia de un periodista fracasado, tanto en
su trabajo como en su vida personal, que al seguir el hilo de una historia, ni
se imagina que acabará al otro lado del mundo en plena guerra de Irak. No se
imagina que conocerá a los más extravagantes personajes que jamás se haya cruzado
en su vida. No se imagina que será participe de una increíble historia y un
secreto militar que pocas personas han conocido, y aunque al final muy pocos le
crean, y su historia apenas vea la luz, para él, para Bob Witon el personaje
interpretado magistralmente por Edwan Mcgregor, supondrá un cambio radical de
su personalidad para mejor, se convertirá de corazón en un “Jedi” y dejará el
lado oscuro que hasta ahora había impregnado su vida.
¿Que tienen que ver los Jedi de la guerra de las
galaxias en esta historia? Bien gracias a Bill Django, el comandante en jefe de
la división especial del ejército encargada de hacer la guerra psíquica,
interpretado por Jeff Bridges, tendrán un papel importante (un personaje muy
parecido a “El Nota” de “El Gran Lewosky”). Ya que, después de todo, hay que
dar un nombre a los hombres entrenados en esta división. ¿Cómo llamaríais
vosotros a un hombre que puede matar a una cabra con su fuerza mental con solo
mirarla? De ahí, que el personaje de Bill Django les dé este nombre. Fan de las
películas de la guerra de las galaxias y a pesar de ser un alto mando del ejército,
es un hippie redomado que consume y hace
consumir habitualmente drogas a sus hombres. En fin una locura de pensarlo y
las motivaciones para la creación de esta división, son aún más increíbles.
Todo se basa en un falso rumor que en plena guerra
fría los aliados ingleses filtraron como una mentira u broma a los rusos del
telón de acero, el resultado de una operación, fue conseguido gracias a los
poderes mentales de la división psíquica del ejercito estadounidense, capaces
de leer mentes, ver el futuro, matar con el pensamiento… entre otras curiosas
cosas. Acto seguido, los rusos empezaron a formar su propio programa, creyendo
que era cierto. Lo cual desemboco en que la mentira y la broma tomasen visos de
realidad. Con lo cual, al final, el ejército americano, como contrapunto a los
rusos, montaron aquel programa, que en un principio fue una broma. Buffff las
vueltas que da la vida.
Como dice la frase del inicio de la película,
“mucho de lo que se cuenta en ella es verdad, si realmente estás dispuesto a
creértelo”. Bien yo quiero creérmelo, ya que así pasas un rato verdaderamente
divertido viendo esta película, con continuos flasbascks que nos cuentan como se
ha llegado a esa alocada situación. Cosas más difíciles se han visto y no seré
yo quien las niegue. Una gran película para verla tranquilo en casa y echarte
unas risas, muy entretenida y con un gran plantel de actores.
Merece la pena verla, tiene grandes momentos y no
se con cual quedarme o con cual me he reído más. No se si cuando toda una base
de Irak en plena guerra, acaba con todos sus soldados colocados con LSD. O, si
no fuese una tortura, cuando bombardeaban
a los prisioneros irakies en plan la naranja mecánica con luces de colores y
estímulos visuales para hacerles perder el contacto con sus sentidos, todo ello
con la música de fondo de la canción de “Quiero” de Barny el dinosaurio durante
24 horas sin interrupción. O, por ejemplo, la que se conoció en la prensa
internacional como la batalla de Ramada, con 12 heridos de balas, la mayoría
civiles, un tiroteo en el que se vieron involucradas un par de compañías de
seguridad americanas (mercenarios) que como otras muchas compañías en esa
época, hicieron su agosto en Irak. Más tarde se supo, que no hubo ningún ataque
irakí, y que ambas compañías se estaban disparando entre sí. Una puñetera
locura que se puede ver en una de las muchas escenas delirantes de esta
película.
En definitiva una brillante rayada que quiero
creer que fue real en parte, como comentan al inicio de la misma. El mundo es
mucho más chulo e interesante con personas como las que salen en esta película
pululando por ahí, el mundo es mejor con Jedi por ahí.