STRANGER
THINGS. BRILLANTE PROYECTO QUE APELA A NUESTRA NOSTALGIA.
Y es que eso es precisamente el punto fuerte de
Stranger Things, su apuesta nostálgica muy, pero que muy medida y precisada,
casi como si de un producto manufacturado específicamente para un segmento
determinado de población se tratase. Es más, creo que esa ha sido la intención,
ya que las referencias a cine, tv y literatura de esa época son tantas, que no
cabe otra explicación posible.
Pero donde radica su mayor fuerza, también está su
mayor debilidad. Y es que aquellos nacidos en los 90 en adelante, verán esta
serie, como una buena serie, con una buena historia, pero poco más. Ese plus,
ese empujón que he permitido que Stranger Things se convirtiese en la serie
revelación del verano del 2016
ha sido por nuestro visionado. De gente que crecimos en
esos años 80 o de gente mayor y que aún se acuerda de esos años y de lo que
aconteció en ellos. Para todos nosotros va dirigida esta serie, exclusivamente
para nuestro disfrute, en ese sentido chapó por los realizadores de la misma,
les compro el producto, pero que no se crean que no me he dado cuenta de la
jugada ni me tomen por tonto.
Con solo 8 episodios, sin promoción ninguna, llegó
Stranger Things. Pero a pesar de la soberbia ambientación que como he comentado
arriba apela a nuestra nostalgia, ST también es una serie que conmueve mucho,
si a eso añadimos sus continuos homenajes y guiños al cine de los 80 (Spielverg
sobre todo), o tramas sacadas y casi calcadas de algunos de los mejores
libros de esos años de Stephen King, tenemos una serie redonda, llena de
aventuras, misterios, amistad y sobre todo Dungeons and Dragons, el juego de
rol. Cuya importancia en la trama de la serie es sobrecogedoramente brillante.
Incluso los personajes lo juegan en su versión fotocopiada del original, igual
que yo en su día. Detalles tan cuidados como ese y otros es lo que convierten a
ST en una gran serie. No se dejan nada al azar.
No es de extrañar esta calidad en ST, ya que los
hermanos Matt y Ross Duffer creadores de la misma, son también los responsables
de la gran Wayward Pines, otra serie que juega al igual que ST muy bien con el
misterio. Un misterio que rodea a un pequeño pueblo, con hombres de negro,
amigos con bicicletas y walkies, monstruos de dimensiones paralelas, música
ochentera, etc. Todo esta ahí, retratado a la perfección. ST nos propone una
historia de amistad, en la que a pesar de lo inconmensurable que puedan parecer
los obstáculos a superar, si todos los personajes se unen y hacen su mejor
esfuerzo, se puede lograr todo. Una premisa que se vio en multitud de ocasiones
en el cine de esos años y que la verdad se echaba en falta. De ahí el éxito de
esta serie.
El formato Netflix de estrenar la serie con todos
sus capítulos, le hace muy bien a ST, ya que un capitulo piloto no podría ni de
lejos, habernos llamado tanto la atención y meternos tanto en materia como un
visionado continuado y seguido de todos sus capítulos. Ya que no es hasta el
segundo o tercer capítulo en el que te das cuenta de que estas
irremediablemente enganchado a esta historia. Pero tienen que pasar varios
capítulos para ese momento. De ahí que el formato Netflix, le vaya tan bien y
de que con 8 capítulos haya sido más que suficiente. Mas capítulos, y haber
alargado más la trama, lo único que hubiese logrado es diluir más la historia
de lo necesario y incluso haberla hecho pesada. En ese sentido ST esta
equilibrada al milímetro, muy bien concebida incluso en su formato de capítulos
y el desarrollo de la trama durante los mismos. El gran problema es, si serán
capaces para su segunda temporada de alcanzar el nivel y el listón que tan alto
han puesto con su primera temporada. Todo un reto ciertamente.
Si nos retiramos un poco, nos retrotraemos de esa
entrega brutal a la nostalgia y intentamos ser algo objetivos, cosa muy
difícil, vemos quizá un poco lo más flojo de la serie que son sus personajes.
Con esto no quiero decir que están mal, ni mucho menos, muchas series ya
querrían tener un desarrollo de personajes como el de ST, pero tampoco son para
tirar cohetes. Ya que sujetos a una trama que se tiene que cerrar en 8
capítulos, algunos de ellos, tienen historias un poco precipitadas, como la del
Sheriff o la madre desesperada que busca a su hijo (Wynona Ryder), un poco
sobreactuada e histriónica a mi parecer.
Aunque no llega a tener la seriedad, ni el tema
conspiranoico tan dramático como lo tuvo Expediente X en esos años, ST lo
mezcla todo con otra serie de géneros de la época, logrando un rebujo y un
gazpacho veraniego muy fresco y que entra muy bien. En ese sentido no es de
extrañar que debido al éxito en tv y redes sociales, ya se esté trabajando en
su segunda temporada.