miércoles, 14 de octubre de 2015

Hayao Miyazaki es DIOS, y John Lasseter SU PROFETA.

PONYO EN EL ACANTILADO. MARAVILLA ANIMADA.
Dios mío, que película mas maravillosa, más bonita, más preciosa. Miyazaki con esta película volvió a sus orígenes, esos orígenes que le dieron un nombre en el cine mundial tanto para espectadores, como para realizadores y productores, y sobre todo el más respetado a nivel crítico y a todos los niveles dentro de la animación mundial. Ni Disney, ni Pixar, todos ellos rinden pleitesía a este gran genio que nos sorprendió con MI VECINO TOTORO y que nos volvió a sorprender con esta película, con esa temática más infantil, más mágica.
En esta película, al igual que en todas las demás obras de Miyazaki, la defensa del medio ambiente juega un papel importante, aunque en otras obras como “La Princesa Mononoke” o “El Viaje de Chihiro”, esa temática está algo más diluida, pero siempre esta ahí. Esta película no es tan profunda como “El Viaje de Chihiro”, ni tan épica como “La Princesa Mononoke” o “Porco Rosso”, ya que aquí vuelve a intentar ser más cómplice con los niños (como con MI VECINO TOTORO O NIKI SERVICIO DE REPARTO), que siempre son su principal objetivo, aunque a la hora de hacer las películas, su forma de hacerlas y dirigirlas hacen que lleguen y calen en los públicos de todas las edades.
La estructura narrativa de esta película es soberbia, el ritmo es constante y fluido, la historia es muy bonita, basándose en el cuento de la sirenita, en el cual y en este caso una niña pez intentará por todos los medios estar con su amigo humano sasuke, y para eso mismo ella tendrá que ser también humana (Otro motivo es que le gusta el Jamón, no es tonta la jodia). No hay malos en esta película, no los necesita, el periplo de la pequeña Ponyo es tan sumamente atrayente a lo largo de todo el film que se nos pasa la película volando. Desde luego este hombre es un autentico genio dirigiendo. Cine con MAYUSCULAS, cine en estado PURO. Cualquier persona que realmente se considere amante del séptimo arte tiene que haber visto alguna de las obras de este genio. Es como con los musulmanes, todos tienen que ir a la MECA al menos una vez en su vida. Seria muy triste morirse y no haber podido disfrutar de Miyazaki, en este caso que nos toca, de Ponyo. Solo puedo añadir, que quien no se emocione viendo esta película, que vaya al psicoanalista ya que pienso que solo un ser adyecto y sin alma saldría de esta película hablando mal de ella.
Y aquí estoy yo, emocionándome con esta película, con lo que veía, con la historia, con las imágenes, con la música, con todo en definitiva. Esta es una gran película, es una de esas pelis que días después te acuerdas de ella con una gran sonrisa en la cara, y de la cual sales de la sala de cine con una satisfacción interna inmensa.
El momento de la película que más emocionó, (y os aseguro que tiene muchos) aparte del final, es cuando Ponyo vuela y cabalga sobre las olas de un mar embravecido en busca de su amigo sasuke. Es una de las escenas y momentos cinematográficos que más me han gustado en el cine, ya que resulta de una belleza SOBRECOGEDORA, todo ello acompañado de la orquestación del gran maestro y compositor Joe Hisahishi, que para esa toma en particular compone un tema que bebe directamente del mismísimo WARGNER y de su cabalgata de las valkirias. Es algo para ver en CINE, en pantalla grande, y que por desgracia pierde al ver en la televisión. En ese momento yo pensaba, ……. JODEEEER CON DOS COJONES PONYO Y CON UN TEMA CASI WAGNERIANO, que encima es uno de los compositores de música clásica que más me gustan, JOOOODER lo tiene todo.
Pero no nos olvidemos que es también  una película para los niños, aunque los mayores la disfrutemos si cabe aún más. Como ya comentaba su temática y sus personajes principales en este caso son niños de 7 años, pero yo miré al cine y pude ver gente de todas las edades, de todas, viendo la película, también niños. Al final de la misma y os puedo asegurar que no me lo esperaba, ya que hacía mucho tiempo que no lo veía en el cine, varias personas dispersas por toda la sala (y cuando yo la vi no eran pocas) se levantaron y empezaron a aplaudir. Algunos eran jóvenes, más que yo, otros eran mayores, más que yo, y otros de mi edad. Yo no podía, estaba absolutamente anonadado después del soberbio trabajo cinematográfico que había visto.
Habrá personas que visto el guión y la trama necesiten una explicación para todo lo que se da en ella. A veces no hay porque explicarlo todo para que una película salga redonda, y ese es el caso de esta película. En este caso en particular ni me importaba quien era el papa de Ponyo realmente, ni que significaba que su Mama decidiera si se hacía humana o no, porque había que salvar al mundo. Todo eso es subsidiario de la trama y el desarrollo de la misma, todo eso es acompañante de una maravilla visual y OJO con animación tradicional de toda la vida. Ni 3D, ni animación por ordenador, ni hostias en vinagre, cuando hay talento, cuando hay calidad, da igual los medios que se ponen en el producto. En este caso, Miyazaki no solo volvió a sus orígenes como dibujante en la historia, sino también con los medios, todos artesanales, no hay ningún fotograma por ordenador en esta película, cosa que en otras de sus películas como EL CASTILLO AMBULANTE, EL VIAJE DE CHIHIRO o LA PRINCESA MONONOKE si que hay un poco.
Una joya, una maravilla del cine. Y luego dicen que si del cine español y otras mierdas, cuando cualquier realizador español me emocione, me tenga en tensión, me haga reír, me haga llorar, me haga que salga de la sala con esa satisfacción interior que tuve al ver esta película, ese día entonces me animaré a ver más cine español que el que veo actualmente. Toda esa caterva de intelectuales de nuestro país que descalifican obras como esta, calificándolas como  películas minoritarias y solo para niños y gente con pocas luces, deberían aprender. Pero claro, después de las criticas que tuvo en el festival de Venecia (todas positivas), después de que Miyazaki, cómo director y realizador haya ganado el Festival de Berlín con EL VIAJE DE CHIHIRO por delante de todas las películas de imagen real y sacar los colores a productores, actores y directores (ya que los propios personajes de la película de animación transmitían más que los propios actores de carne y hueso), llegados a este punto, mucha gente tiene que callarse.
En resumen, Ponyo en el acantilado es, como todo el cine de DIOS Miyazaki de obligado visionado. Si no la habéis visto aún, deberíais verla sin demora.