martes, 6 de mayo de 2014

El adiós de un genio.


El VIENTO SE LEVANTA. LA DESPEDIDA POR TODO LO ALTO DE DIOS MIYAZAKI.
Se nos va Miyazaki como director. Lo echaremos de menos, pero se nos va por la puerta grande y de la mejor forma que sabe, haciendo películas de calidad soberana. Y sobretodo, dándonos su última sorpresa como director, haciendo un cambio radical en el tipo de cine que ha marcado toda su filmografía a lo largo de los años, sin por eso, perder un ápice del buen cine al que nos tiene acostumbrados.
El viento se levanta, hay que vivir”. Así reza esta frase del poeta francés Paul Valery, que va a servir de inspiración para la trama y el guión durante toda la película. Un biopic sobre la vida del ingeniero aeronáutico Jiro Horikoshi. Un drama sumamente bien rodado y una grandísima película histórica. Pero una película para adultos. Sí, por primera y última vez en su filmografía Miyazaki ha rodado una película centrada mucho más en el público adulto que en el infantil. Tanto es así, que bien podría haberse rodado esta película sin ser una película animada, de imagen real y no hubiera perdido por ello nada de todo lo que la hace grande.
La historia se centra en este ingeniero, al cual la historia lo reconocería sobre todo por ser el creador de los aviones de combate japoneses Zero, que durante la segunda guerra mundial, tanto terror causaron. Es una lástima que a gente tan competente y visionaria como Jiro Horikoshi y otros muchos ingenieros aeronáuticos se les conozca por el mal uso que la gente da a sus creaciones. Esa es una reivindicación muy patente que durante toda la película se pone de manifiesto gracias al genio de Miyazaki.
A Jiro le encanta volar, y aunque no esta llamado a ser un buen piloto, si que esta llamado a diseñar grandes aviones y a hacer despegar la tecnología e industria aeronáutica de su país, sumamente retrasada respecto a la occidental. A través de los sueños, muchos de ellos premonitorios, Jiro vera como su trabajo se usará para la destrucción, pero también conocerá a otros grandes ingenieros con los cuales compartirá deseos y sueños de fabricación de grandes aviones.
Jiro es un idealista y a lo largo de toda la película, que abarca gran parte de su vida, nos mostrará su gran pasión por los aviones, pasión que no es casualidad que comparta con el director de esta película, Miyazaki. El cual nos ha hecho gala de ello a lo largo de toda su filmografía, mostrándonos incluso el mismo cielo de los aviones que aparece en la grandiosa Porco Rosso.
La pasión de Jiro y su historia nos llevará por los años previos a la segunda guerra mundial. A través de intercambios, Jiro visitará la Alemania previa al ascenso de Hitler y pasará de puntillas delante de otros grandes eventos de la historia. Pero la historia que nos cuentan no es esa, sino la de la pasión por construir aviones de Jiro. Sin dejar por ello, de mostrarnos la película una crítica velada y muy inteligente a la guerra y a sus consecuencias. Con lo cual, el mensaje pacifista de Miyazaki está ahí, como en el resto de sus películas.
Miyazaki se emplea a fondo y no nos deja sin contar nada de la historia de Jiro, desde su juventud, su aprendizaje y estudios, su edad adulta pasando a trabajar a la fabricación de aeroplanos en la fábrica de Mitsubishi, así como el conocimiento del amor y la culminación de su sueño dorado. Dicho esto, no es de extrañar que la película dure tanto tiempo, pero merece la pena. Puede que a algunos les gusté más la primera parte de la misma basada en la juventud y el aprendizaje de Jiro, al tener más ritmo. Puede que a otros les guste más la segunda parte de la misma, más centrada en la edad adulta de Jiro y más pausada, en la que los detalles técnicos de la construcción de sus aviones, así como su primer y único amor toman el relevo. A mi particularmente me gustó toda.
Grandes eventos se ven en la película, uno de los más llamativos es el gran terremoto que provocó un incendio que prácticamente a principios del siglo XX arrasó Tokio. Todo ello acompañado con unos efectos de sonido curiosísimos y sorprendentes. Los coros vocales. Gran parte de los efectos de sonido de esta película están realizados por coros vocales, lo cual en un primer momento os llamará la atención. Pero al acostumbraros, veréis que es un gran recurso, ya que le da una sustancia y una esencia a eventos naturales, como el terremoto que de otro modo no tendrían. Con estos coros, el fuego es más terrible y da más miedo y el ruido de los motores al arrancar un avión son más como de andar por casa. Una maravillosa idea acompañada, como siempre, por el grandísimo Joe Hisaishi, que como siempre realiza una gran banda sonora.
No me acabo de hacer a la idea de que está sea la última película de Miyazaki, aún tengo esperanza de que en el futuro nos pudiese dar otra sorpresa. Aunque hay cosas en el cine de Miyazaki que ya no sorprenden y que los que disfrutamos de su cine, siempre esperamos ver en sus cintas. Estas cosas, que también se dan aquí a pesar de la historia son, su antibelicismo, su respeto por el medio ambiente, la humanidad de sus personajes y el amor, como el verdadero poder que hace posible todos los sueños.
En el caso de Jiro, el ingeniero de esta película, el amor por su trabajo, por su mujer y por hacer de este mundo un lugar mejor son el motor de su vida. Independientemente de lo que luego hiciesen con su invención. Y es que los militares, ya sean alemanes o japoneses no quedan en muy buen lugar en esta película. La chanza y la mofa de Miyazaki es tal, que llega a doblar sus voces como si fuesen un galimatías. Jiro en las reuniones con la plana mayor del ejercito a la espera de sus resultados, solo puede pensar en su mujer, y en las ecuaciones matemáticas y materiales que tiene que emplear en el desarrollo de su avión proyectado; mientras un galimatías de ladridos de perro o palabras sin sentido, salen de las bocas de los militares y políticos, como si fuesen animales estúpidos. Cosa que se verá reforzada durante el resto del metraje.
El viento se levanta. Que gran película. No la mejor, pero si de notable altísimo casi sobresaliente. Si pueden verla, por favor, no se la pierdan, merece la pena. Cine de CALIDAD, con mayúsculas.

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